domingo, abril 25, 2010

Nos reunimos por Jorge Sosa el martes 27 de Abril, 17.30 hs en el MAPI


Elegía a Ramón Sijé - Miguel Hernández
(En Orihuela, su pueblo y el mío, se
me ha muerto como del rayo Ramón Sijé,
a quien tanto quería)....


Hoy quiero dedicarle este poema, a mi amigo, a mi hermano textil, a mi colega, a mi querido Jorge Sosa.
Éramos tres los más jóvenes alumnos del maestro Aroztegui, los más exigidos, los más ignorantes en temas “de la vida”, que él iba desgranando ante nosotros con su humor ácido, su ternura,sus golpes en la cabeza, su generosidad sin límites. No nos dábamos mucha cuenta que entre tramas y urdimbres, nos ayudaba a tejer nuestras propias vidas. Los tres “S”: Soto, Sánchez, Sosa.
Pasaron muchas cosas y muchos años, pero siempre, nos mantuvimos en contacto, nos vimos, charlamos, nos contamos angustias y dolores, compartimos alegrías. No sólo de la vida, también… y especialmente las textiles.
En privado, yo lo llamaba “Fofa” (por un antiguo chiste) y él, “la Sánchez”. Cuántas veces uno escuchó del otro el bajón del corte de un tapiz, las quejas de lo no logrado, el dolor de no alcanzar aquel punto inalcanzable… Y al poco tiempo, otra llamada comentando el nuevo desafío, las herramientas con que enfrentar el nuevo sueño, mientras se pone la urdimbre y las imágenes se adelantan a la trama.
Casi siempre me llamaba él, siempre me visitaba. Yo me descansaba en eso, y ahora me culpo por no haber levantado el teléfono tantas veces como él, o por no haber caminado esas cuadras que separaban nuestros talleres. Debí haber charlado mucho más con él, mi único compañero de esta técnica milenaria, con quien nos podíamos entender en ese lenguaje íntimo y compartido de “chiné, interpenetraciones y desdibujo”…
Siempre contando con que mañana habrá tiempo, con que saliendo de esto o aquello que es urgente… y lo importante va quedando de lado, hasta que una llamada en la mañana, nos golpea en el pecho con la dureza de una piedra que se instala para aplastarnos todas las futuras charlas, las futuras confesiones, los futuros proyectos soñados juntos.
Producía tanto, era tan disciplinado y exigente consigo mismo, que frente a él yo sentía a veces que estaba frente a un verdadero tapicista, de los pies a la cabeza. Y que yo, con mis giros enamorados alrededor de ese amante exigente que es el telar, no era más que una “amateur”. En su vida personal era tan ordenado, previsor, estable y responsable, que era motivo de risas entre los dos, mi desorden familiar, mi deambular entre el caos y la nunca llegada estabilidad. Su familia no sólo era su centro, era su razón de actuar así. Mi familia es un torbellino que me arrastra y me justifica en el tapiz. Tan diferentes ambos, era extraño coincidir en el afecto con tanta profundidad. Y digo profundidad porque aunque nuestros encuentros o contactos eran más espaciados últimamente, nunca perdieron esa carga de refuerzo que le daba el uno al otro cuando había un bajón, un dolor, un problema. Esa carga de afecto que se sostiene durante más de 35 años sólo tiene un nombre: AMIGO.
Me quedo casi sola en este telar que se lleva mis horas, ya no tengo con quien compartir los proyectos del nuevo tapiz… ya no tengo con quien exponer compartiendo la sala y abrazarnos en la inauguración y ver tus ojos empañados y sentir tu abrazo fuerte y poderoso. Pero te prometo una cosa Fofa: Cecilia, Mariana y Lucía te llevarán el resto de la vida con ellas por el mundo. Yo les pediré una aguja de las que usabas diariamente, la mezclaré con las mías (como hice con la del maestro) y te prometo que te llevaré en cada trama que teja, por el resto de mis días. Y si vuelvo a exponer, estarás en los nervios previos, y en la emoción de la primera persona que se acerque a mirar/nos.
Hasta siempre, y nos vemos, compañero del alama, compañero.

Un abrazo
La Sánchez

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